La palabra “china” adquiere significados completamente diferentes no sólo según del país hispanoamericano en que la pronunciamos sino también según la época. En el período de la Colonia servía para indicar la casta: podía describir el resultado de la unión entre indio y negra o mulato e india, de toda forma indicaba a la mujer que poseía tres partes de sangre negra y una cuarta de sangre indígena, poniéndose en uno de los niveles más bajos en una escala que veía en la sangre blanca, o sea en la española europea, el grado más alto. Puede además hacer referencia a una joven mujer campesina, como por ejemplo en el Perú, o referirse a una mujer india o mestiza dedicada al servicio doméstico, derivándose el nombre desde el quechua en donde significa: hembra, animal del sexo femenino, como en el caso de Chile y Bolivia. Igual en Uruguay y Argentina sirve para describir a las domesticas provenientes del campo de origen mestizo o indio, pero también concubina o amante. El vocablo entonces puede tener origen guaraní compuesto de che (mi) e ina (amiga). Durante el periodo de la Colonia se originó otra significación: la de “naranja”. Estos frutos llegaban al Caribe con barcos portugueses, pero procedían de China como se indicaba en las cajas que las contenían, de ahí que hoy en día en Cuba, Puerto Rico y República Dominicana la naranja se llama “china”. En México, tierra unida por unos tres siglos con el Oriente a través de la Nao de Manila, con “china” se indicaban a todas las mujeres procedentes del otro lado del Pacífico, sin distinguir el país. Es el caso, pues, con que se denominó a una mujer de origen oriental que se encontró a vivir en Puebla y en donde ha representado todo lo marginado de la realidad novohispana, desde la soledad de la mujer, además viuda, hasta las dificultades de los que se encontraban viviendo en la América española sin hablar el idioma. Hoy sigue representando a aquellas mujeres de condición humilde que ven en ella el rescato por haber logrado pasar a ser de esclava a Beata cambiando su nombre anónimo de “China Poblana” a Catarina de San Juan.

Narración histórico-lingüística del término “china” en Hispanoamérica: el caso de la China Poblana

Anna Sulai Capponi
2019

Abstract

La palabra “china” adquiere significados completamente diferentes no sólo según del país hispanoamericano en que la pronunciamos sino también según la época. En el período de la Colonia servía para indicar la casta: podía describir el resultado de la unión entre indio y negra o mulato e india, de toda forma indicaba a la mujer que poseía tres partes de sangre negra y una cuarta de sangre indígena, poniéndose en uno de los niveles más bajos en una escala que veía en la sangre blanca, o sea en la española europea, el grado más alto. Puede además hacer referencia a una joven mujer campesina, como por ejemplo en el Perú, o referirse a una mujer india o mestiza dedicada al servicio doméstico, derivándose el nombre desde el quechua en donde significa: hembra, animal del sexo femenino, como en el caso de Chile y Bolivia. Igual en Uruguay y Argentina sirve para describir a las domesticas provenientes del campo de origen mestizo o indio, pero también concubina o amante. El vocablo entonces puede tener origen guaraní compuesto de che (mi) e ina (amiga). Durante el periodo de la Colonia se originó otra significación: la de “naranja”. Estos frutos llegaban al Caribe con barcos portugueses, pero procedían de China como se indicaba en las cajas que las contenían, de ahí que hoy en día en Cuba, Puerto Rico y República Dominicana la naranja se llama “china”. En México, tierra unida por unos tres siglos con el Oriente a través de la Nao de Manila, con “china” se indicaban a todas las mujeres procedentes del otro lado del Pacífico, sin distinguir el país. Es el caso, pues, con que se denominó a una mujer de origen oriental que se encontró a vivir en Puebla y en donde ha representado todo lo marginado de la realidad novohispana, desde la soledad de la mujer, además viuda, hasta las dificultades de los que se encontraban viviendo en la América española sin hablar el idioma. Hoy sigue representando a aquellas mujeres de condición humilde que ven en ella el rescato por haber logrado pasar a ser de esclava a Beata cambiando su nombre anónimo de “China Poblana” a Catarina de San Juan.
2019
978-88-907897-9-3
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Utilizza questo identificativo per citare o creare un link a questo documento: https://hdl.handle.net/11391/1451491
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