Paleolago formado por flujos densos, Río Toro, Salta, Argentina

Es común que los grandes valles de montaña, en algún momento de su evolución, hayan sido obstruidos por deslizamientos que ocasionaron la formación de un lago, que luego se decarga por desborde, filtración o rotura, dejando como testigos relictos de sedimentos pelíticos de ambiente lacustre. Este mecanismo es tan usual que ha dado origen al término ingles “landslide dam”, sin embargo, también pueden originarse por flujos densos. En la cuenca del río Toro (Provincia de Salta, noroeste argentino), se encuentran en forma discontinua, en las márgenes del valle actual, sedimentos finos de ambiente lacustre, interdigitados con depósitos detríticos de las vertientes sub-actuales (Alvarez et al., 2006). Según Trauth et al. (2000) y Trauth y Strecker (1999), el origen de estos sedimentos lacustres datan de cerca 26.000 años BP y los atribuye a un fenómeno de oclusión del valle por deslizamientos (landslide dam). Sin embargo no existe ninguna evidencia morfológica de deslizamientos que pueden haber producido oclusiones suficientemente grandes como para originar un lago cuyos sedimentos se encuentran a lo largo de aproximadamente de 20 km, con un ancho de 1,2 km y de un espesor máximo aflorante de 73 metros (Alvarez, 2007). Hay evidencias geomorfológicas locales que indican que la oclusión del valle del río Toro puede ser consecuencia de los frecuentes flujos de detritos (debris flow), flujos de barro (mud flows) y eventualmente también flujos hiperconcentrados, que inciden sobre la margen derecha del valle, a través de la quebrada Agua Colorada. La desembocadura de la quebrada muestra afloramientos erosionados de cenoglomerados, a un nivel topográfico mas elevado que el lecho actual y a una altura equivalente a los sedimentos lacustres cercanos, son los restos del abanico que produjo la obturación y consecuente formación del lago. En la margen izquierda, a la misma latitud, el valle del río Toro muestra una ladera de 500 m de elevación, con una pendiente de 30° - 35°, constituida por sedimentitas y metasedimentitas de edad precámbrica (Formación Puncoviscana), muy tectonizadas. Esta ladera se encuentra cubierta por material detritico suelto y debió también contribuir con su aporte para la obturación del valle. Sin embargo no se encuentra este material detritico en los promontorios del margen derecho, por lo cual se presume que la caída de detritosa no alcanzó para rellenar el ancho del cauce del río Toro. Por otro lado los sedimentos lacustres se extienden hasta dentro del área de influencia de esta ladera inestable, lo que indica que el sitio de la obturación se encontraba justo en la desembocadura de la quebrada Agua Colorada. El noroeste argentino presenta movimientos de flujos densos de una magnitud poco común y en la cercana cuenca del río Grande de Jujuy (Quebrada de Humahuaca), se encuentra una situación similar; el río Grande ha sido ocluido por los flujos densos aportados por el Arroyo del Medio, lo que ha sido referido por numerosos autores (Brandán et al. 2005, Chaile y Agüero 1987, Harrington 1946, Igarzábal y Rivelli 1996, Igarzábal 1971, Monteverde y Kittle 1946, Pastore Y Groeber 1931). Los depósitos de lacustres tienen una elevación actual que aumenta lentamente de sur a norte, de tal manera que el techo de los afloramientos más septentrionales se encuentran 275 m más altos que el techo de los afloramientos más australes y también sobrepasan por 160 m las alturas topográficas en el sitio de la oclusión. Esto se explica como un solevantamiento diferencial, basculante, del tramo superior de la Quebrada del Toro. El mismo solevantamiento se observa en el perfil topográfico del río Toro, que en lugar de ser típicamente cóncavo presenta una notoria convexidad. La velocidad del solevantamiento, considerando el tramo entre afloramientos extremos fue de aproximadamente 4 mm por año.